El Peligro del MERCURIO en las Luces de Bajo Consumo


Se ha venido alertando desde años acerca de la inconveniencia sanitaria, ambiental y operativa de las luces de bajo consumo, las observaciones pueden sintetizarse en los siguientes 6 puntos:

1 – Generarán contaminación con mercurio, que puede permanecer por mucho tiempo en la atmósfera antes de depositarse, ocasiona una amplia gama de efectos sistémicos en humanos (riñones hígado, estómago, intestinos, pulmones y una especial sensibilidad del sistema ner­vioso), aunque varían con la forma química, los microorganismos convierten el mer­curio inorgánico en metilmercurio, una forma química muy tóxica, persistente y bioacumulable, se absorbe fácilmente en el tracto gastrointestinal huma­no, 50.000.000 de lamparitas producen 250 kilos de mercurio.

2 - El mercurio emitido por rotura, queda mucho tiempo en la habitación, se demostró que en caso de rotura las concentraciones de mercurio en la habitación donde una lámpara se rompe permanecen elevadas, ell mercurio se adhiere a todo tipo de fibras textiles, alfombras, cortinas, ropa, entre otros, que después pueden desprender vapores de mercurio durante mucho tiempo.

3 - Son potencialmente dañinas para la piel pues EMITEN RADIACION UV, existe preocupación por los riesgos para los pacientes sensibles a la luz que tienen severos trastornos en la piel, las personas que utilizan este tipo de lámparas, como lámpara de cabecera, en sus mesas de trabajo o en sus despachos pueden estar expuestas, según la distancia y potencia de esas lámparas, a unos campos eléctricos de 2 a 100 V/m e incluso más.




4 - Pueden producir problemas en la visión, su centelleo puede provocar migrañas, fatiga, confusión, vértigo, zumbido en los oídos, problemas en los ojos, náuseas e irritaciones de la piel además de agravar la sintomatología de las personas sensibles a los campos electromagnéticos, las fluctuaciones de la luz fluorescente afectan a la actividad subcortical, la pulsación de alta frecuencia de luz perturba el control de los movimientos oculares, el efecto de la luz pulsátil en los movimientos oculares explica la disminución del rendimiento en la función visual.

5 - Pueden producir cefalea, episodios donde la amplitud de las respuestas a la luz intermitente es mayor con frecuencias de destello de 20 Hz que con las frecuencias bajas.

6 - Es discutible que ahorren energía, al generar menos luz que su equivalente de filamento, el usuario instala 2 y hasta 3 luces de “bajo consumo”, con lo cual el ahorro real energético es despreciable, si acaso lo hay, es una paradoja engañosa, pues si se deben poner más unidades o de mayor potencia para equiparar la luminosidad

Conclusión:

Los consumidores deben ejercer su libertad de optar por lámparas de filamento, atentos a todas estas razones, en salvaguarda de su derecho de elegir qué comprar, y preservar su salud y el ambiente, también se espera una respuesta de los gobiernos y empresas competentes.



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